No me esperaba lo que me encontré para nada, una isla con paleta cromática cálida, seca, arenosa. Nunca había visto un mar tan turquesa, y como contrasta con la piedra amarilla creaba una especie de luz propia. Dependiendo del momento del día las paredes de la tierra se tornan rojizas. Pero un día lluvioso activaba, nadie sabe de dónde, verdes intensos, flores fucsias y una brisa húmeda. Esta serie es solo el comienzo de una exploración de tonalidades. Me gustaría seguir profundizando en un futuro. Atrae mi atención, siento que tiene algo de los colores del desierto de Chile… sería interesante investigar texturas para complementar con los colores.